Tahanan: Una herencia de alegría, gratitud, y esperanza. Tres palabras claves que se hicieron presentes en el Espectáculo Cultural presentado por la Capellanía Filipina/Tahanan el domingo, 18 de junio, en el Colegio Calasancio, de Madrid.
Con este espectáculo, un auténtico broche de oro, culminaban las distintas celebraciones organizadas por la Capellanía Filipina/Tahanan en conmemoración de su 30º aniversario en Madrid: Día de la Familia, en septiembre; una Mesa Redonda sobre los comienzos de Tahanan, en abril; la Eucaristía Solemne en la Catedral de la Almudena, presidida por el Arzobispo de Madrid, en mayo y ahora, en junio, el espectáculo cultural.
Realmente fue un espectáculo de luz y música; una admirable puesta en escena que logró, a través de sencillos diálogos en pilipino-inglés-español, de danzas típicas y canciones actuales, poner de manifiesto lo que ha sido y es Tahanan. A lo largo de toda la tarde se hizo patente la alegría que pervive, la gratitud hacia lo que se ha logrado en estas tres décadas, y la esperanza que se veía en ese significativo número de jóvenes y niños que ocuparon un papel destacado en el programa.
El espectáculo dio comienzo con los himnos de Filipinas y de España, seguido de la proyección de una serie de imágenes sobre momentos cumbre en la historia reciente de ambos países. Con estas imágenes y la joven filipina que habla de su reciente graduación de la universidad se hace presente que, después de tres décadas, en ella ya conviven ambos países.
A continuación y durante hora y media, al público se le invita a familiarizarse con el mosaico que es Tahanan: a contemplar los rostros que lo componen; a sentir la alegría que comparten los que se acercan a Tahanan; a reírse ante la pasión de los filipinos por la fotografía – desde las fotos tradicionales a los selfies de hoy; a comprender las dificultades que supone aprender el español, aunque existan muchas palabras españolas en el pilipino; a sentir la historia de todos estos años con capellanes personas que son parte de Tahanan; y, sobre todo, a conmoverse con la carta de una migrante a su familia. Una carta llena de dolor y de esperanza y, por qué no, con notas de humor que de alguna manera ayudan a sobrellevar esa cola interminable de mujeres, que de forma pausada, cansada, y triste, y portando una maleta, entra y sale por los distintos paneles en el escenario.
Pinceladas que nos hablan de Tahahan; y entrelazadas en estas pinceladas, danzas de zonas del norte, del centro, y del sur de Filipinas – que interpretan miembros de BIBAAK y Ugnayan Group Madrid, y canciones y bailes – interpretadas por un grupo de canciones y danzas organizado para este evento – que realzan los distintos momentos del programa.
Con testimonios de amigos de Tahanan en distintas partes del mundo, de los que han regresado a Filipinas o han emigrado a otros países, de los que conocen a gente de Tahanan, de sacerdotes y – sobre todo – de antiguos capellanes SVD, desde el P. Romeo Castro (en los comienzos) hasta el P. Remigio Domino (en la actualidad) – que fueron muy aplaudidos – se fue llegando al final del espectáculo.
Y así terminaba la fiesta:
Con la esperanza patente en esa una fila de niños y niñas portando lucecitas y que hablan de futuro;
Con una profunda gratitud, no solamente hacia los que han hecho realidad Tahanan sino, concretamente, en esta tarde, a los participantes por su actuación, al público por no dejarse amedrentar por las altas temperaturas, y al equipo de dirección/producción (P. Mark, H. Marlon, Ledy, Julyn, Vickylyn, Jayroy, Jessica, April) por su labor inigualable.
Y la ¿alegría? La alegría estuvo presente y patente en cada momento, en el escenario y entre el público.
(escrito por Menci Molina)