José Ignacio Blanco (EUCARISTÍA, EVD):
«Puede ser un atrevimiento… María, al escuchar lo que se decía de su Hijo, calla y medita en su corazón, es decir, en silencio. (Ella) no busca explicaciones. Confía en Dios y se abandona en Él».
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Hace frío en Madrid, pero merece la pena abrigarse, andar deprisa callejeando y llegar al calor del Museo del Prado para degustar, contemplar esta obra de El Greco. Ya en casa, y con Pedro Fraile (EUCARISTÍA) pegado a esta pantalla, transcribimos sus palabras:
- María, además, sigue en el corazón, desde el corazón y a través del corazón todo lo que Dios le va descubriendo de su propio hijo. No es una escena «bucólica», o para niños pequeños, sino profundamente significativa y hondamente teológica.
- El nombre de Jesús, Yesuah en hebreo, tiene que ver con la «salvación», pues la raíz yasah significa «salvar». Poner por nombre «Jesús» al niño, está indicando ya cuál va a ser el hilo conductor, el sentido último y decisivo de su vida. Una salvación que, una vez más, no la descubren, sin embargo, los sabios ni los emperadores; se descubre, sin embargo, ante los pastores y los «pobres de Jahveh». En el portal están María y José.