Papa al Verbo Divino. Las tres palabras clave para ser un verdadero misionero
Mireia Bonilla – Ciudad del Vaticano
Confianza, anuncio y hermanos. Son las tres palabras sobre las que el Papa Francisco ha reflexionado durante su discurso a los participantes del 18° Capitulo General de la Sociedad del Verbo Divino, con quienes se reunió en la mañana del viernes 22 de junio en la Sala Clementina del Vaticano.
El lema que acompaña a este 18° Capitulo General es «“El amor de Cristo nos urge”: enraizados en la Palabra, comprometidos en su misión». Lema que tiene “un claro sabor paulino y misionero” ha expresado Francisco, y el cual les invita a que en cada rincón del mundo donde estén presentes, vuelvan “a mirar las raíces”, a ver “dónde están arraigados” y “cuál es la savia que da vida a sus comunidades y a las obras que realizan”.
Tener confianza en el Señor aporta valentía
Lo primero que pidió el Santo Padre fue tener “confianza en Dios y en su divina Providencia”, porque el saber abandonarnos en sus manos – aseguró – “es esencial en nuestra vida de cristianos y consagrados”. En este contexto además, citó a San Arnoldo, quien estaba convencido de que en la vida de un misionero no hay nada que pueda justificar la falta de valentía y de confianza en Dios, para auspiciarles a no sentir “miedo y cerrazón” y a no poner “frenos y trabas a la acción del Espíritu”. También les invitó a “renovar la confianza en el Señor”, “a salir sin miedo” y a dar testimonio “de la alegría del Evangelio”, la cual – puntualizó – “hace felices a muchos”. Una confianza en el Señor que, por otro lado, les debe ayudar también a “estar abiertos al discernimiento”, para examinar la propia vida, buscando hacer la voluntad de Dios en todas sus actividades y proyectos.
Anunciar la Palabra de Dios te convierte en un verdadero misionero
“Proclamar la Palabra de Dios” es esencial para el misionero. Y es por ello – dijo Francisco – que en el corazón de todo Verbita “deben arder como un fuego que no se apaga las palabras de san Pablo”: «¡Ay de mí si no anuncio el Evangelio!». “El mandato misionero no conoce fronteras ni culturas – dijo el Papa – todo el mundo es tierra de misión”. Es sólo, “asumiendo la Palabra de Dios como fundamento de sus vidas” y dejando que ésta arda en sus corazones, lo que hará, de cada uno de ustedes “un verdadero misionero”. Aunque esto – dijo el Papa saliéndose de su discurso – “es un poco desordenado, pero el asunto es ir, después será el orden, más adelante” – y continuó – “pero la vida del misionero siempre es desordenada. Solamente tiene una seguridad de orden: la oración. Y con la oración va adelante”.
Momento del discurso en el que el Papa también aprovechó para alentarles a vivir y dejarse santificar por la Palabra de Dios: “Vivan y déjense santificar por la Palabra de Dios y vivirán para ella”.
Una comunidad que camina unida es la mayor evangelización
“Qué hermoso es ver una comunidad que camina unida y donde sus miembros se aman” expresó el Pontífice a los participantes del Capitulo General del Verbo Divino. “Aunque se peleen, aunque discuten” dijo, “porque en toda buena familia que se ama, se pelea, se discute”, pero después – continuó – “hay armonía y hay paz”.
Asegurando que vivimos “la cultura de la exclusión, la cultura del descarte”, les expresó que sólo “unidos” es como podrán “afrontar cualquier dificultad y la tarea de salir al encuentro de otros hermanos que están fuera”; los cuales – puntualizó Francisco – “se encuentran excluidos por la sociedad, abandonados a su suerte o pisoteados por intereses egoístas”.
En este contexto, les pidió como “brújula” que oriente sus pasos de hermanos misioneros, escuchar y dar respuesta “a los gritos de quienes piden pan y justicia”, llevar paz y promoción “a los que buscan una vida más digna” y consolar y ofrecer razones de esperanza “a las tristezas y sufrimientos de tantos hombres y mujeres de nuestro tiempo”, porque como misioneros, son enviados para hacer realidad el espíritu de las Bienaventuranzas “a través de las obras de misericordia”.
Las palabras “orígenes” y “cementerio” deben ser raíces para el misionero
Por último, Francisco expresó dos palabras: orígenes y cementerio: “Los orígenes no son sólo una historia, no son una cosa, no son una espiritualidad abstracta. Los orígenes son raíces y para que la raíz pueda dar vida hay que cuidarla, hay que regarla. Hay que mirarla y quererla” aseguró, explicando que cuando les dijo que “sean arraigados a los orígenes”, se refería a que sus orígenes “sean raíz que los haga crecer”.
Después habló de cementerios, – pero no bajo un pensamiento lúgubre – acentuó: “Piensen en los cementerios de regiones lejanas, en Asia, en África, en Amazonia… cuántos de ustedes están allí y en la lápida se lee que murieron jóvenes, porque se jugaron, jugaron la vida”. “No se olviden: raíces y cementerio” – concluyó – “raíces y cementerio que también son raíces para ustedes”.