De Simón Inza:
ODA A SAN ARNOLDO JANSSEN
La Palabra en Arnoldo,
por sus padres sembrada, de oraciones hogareñas
regada, germinaba, crecía en él agarrada;
Arnoldo con ella jugaba, dormía, se despertaba;
encendida de gracia divina la acariciaba;
su corazón ardía, derretido por tan suave llama;
desde sus entrañas le hablaba:
‘Aunque para mí eres el Todo, no es mi voluntad,
Tú, Palabra de Dios Palabra, en mi habitada
quedes en mi alma encerrada’.
Arnoldo, seducido por la Palabra, bien sabía que para él
solo no era; oraba, Sabiduría del cielo le llegaría,
lo que le dictaba suyo hacía,
de convicciones recias, atrás miedos dejaría.
Desde entonces,
de coraje encendido quema esquemas,
supera prejuicios apolillados anclados
en vetustos armarios, recibe bofetadas,
despectivas risotadas, desprecios amargos,
mas con la fuerza recibida del Espíritu del Verbo,
en cruz inmolado, lubrica herrumbrados temores,
arado en mano, rotura tierra baldía, prepara semilleros,
abre surco, esparce la semilla de la Palabra,
de oraciones y sacrificios la riega;
en manos de María, Madre de la Palabra
a Dios se encomendaba, y florecen tres
Congregaciones de la Palabra Misionera:
Misioneros del Verbo Divino, 8 del 9 de 1875;
Misioneras del Espíritu Santo, 8 del 12 de 1889;
Misioneras del Espíritu Santo de perpetua adoración, agosto de 1896.
¡Honor!, San Arnoldo,
desde el Trono de la Palabra, bendice a tus diez mil hijos e hijas de todas las razas y lenguas que, en un solo corazón, esparcidos por todos los pueblo, levantan la antorcha de la Palabra iluminando los corazones de todo hombre y mujer y disipan las tinieblas del pecado.
Y a ti, que has leído esta Oda en honor de San Arnoldo,
¿no te fascina formar parte en una de sus tres familias?
Parroquia SVD Altagracia Madrid, mañana 15 de enero, San Arnoldo