Leo así, queriendo ver: «Como hijos de Dios no andamos solos por la vida, ni tenemos tareas pequeñas. Estamos llenos de dignidad para luchar contra todo lo que genere muerte y violencia». Voy a buscar el periódico en el kiosko de Rocío, nuestra vecina sacrificada. Dentro viene la Guía del Ocio, la semana de Madrid. Parece que quieren atraerme a leer de San Isidro, que me interesa porque soy del norte y éste debe ser un santo famoso por aquí. Pero la guía va por otros derroteros. Mejor me va con la última página de El País: Juan José Millás escribe Una mano, y yo también me olvido de ir al chino vecino para comprar la crema de afeitar. ¡Cuánta coincidencia! Recomiendo esta columna: Una mano. ¡¡Cuánta coincidencia!!