A la derecha del Resucitado, con gafas muy sobresalientes, con sotana clara: Romero. La foto que saqué en nuestra casa de Estella la conseguí a distancia con un sencillo zoom; la conservo como oro en paño. Me apasiona la personalidad de Óscar Romero, tremendo discípulo de Jesucristo de hace pocos años, allá en El Salvador. Lo mataron el 24 de marzo a las horas de gritar esta frase:
¡cese la represión!»