Hoy, 29 de enero, celebramos San José Freinademetz, de Oies (Italia) (1852 – 1908), Misionero del Verbo Divino. Fue uno de los primeros, cuando Arnoldo Janssen fundó la Congregación en 1875. Fue enviado a China como misionero, donde permaneció hasta la muerte.
Toda su vida estuvo marcada por el esfuerzo de hacerse chino entre los chinos. Una vez escribió a sus familiares: «Yo amo la China y a los chinos; en medio de ellos, quiero morir, y en entre ellos ser sepultado».
Freinademetz supo descubrir y amar profundamente la grandeza de la cultura del pueblo al que había sido enviado. Dedicó su vida a anunciar el Evangelio, mensaje del Amor de Dios a la humanidad, y a encarnar ese amor en la comunión de comunidades cristianas chinas. Animó a esas comunidades a abrirse en solidaridad con el resto del pueblo chino. Entusiasmó a muchos chinos para que fueran misioneros de sus paisanos como catequistas, religiosos, religiosas y sacerdotes. Su vida entera fue expresión del que fue su lema:
«El idioma que todos entienden es el el amor».
«The language that all people understand is that of love”.
“La langue que tout le monde comprend es celui de l’Amour”.