Los efectos de la crisis en España disparan el número de los comedores sociales. Cada vez es mayor el número de personas, españoles y extranjeros, que acuden los comedores sociales para alimentarse. Van, incluso, familias enteras con graves problemas económicos.
Hasta hace años, los que acudían a esos sitios, eran personas de exclusión social, los sin techo o inmigrantes sin recursos económicos, pero, hoy en día, son frecuentes también los que se han quedado sin empleo. La casa de formación de teólogos no es ajena a esta dura realidad que nos rodea. Desde el año pasado, nuestros compañeros, los estudiantes de teología, trabajan como voluntarios, todos los domingos, en un comedor social de las Hermanas Apostólicas del Corazón de Jesús. Kiangala y Vicente compartan sus experiencias.
Kiangala:
Cada domingo hago la pastoral en el comedor social de las Hermanas Apostólicas del Corazón de Jesús, desde las 11,15hs hasta las 14,15 hs. Por consiguiente, son tres horas dedicadas a servir a más de 100 personas de distintas nacionalidades.
Desde hace unos años, estamos atravesando una situación bastante crítica, que es la crisis, afectando a todos los pueblos del mundo entero. Así, vemos a tantas personas padeciendo hambre. Este comedor social, en el cual yo estoy dedicando mi tiempo, es uno de los que asisten a personas que no tienen con que alimentarse. Son personas procedentes de varios países, es decir, casi de todos los continentes. Como yo mismo puedo reparar, son personas que viven exclusivamente de lo que les servimos. Se trata de servirles la comida, preparada con todo el cariño, sabiendo que son nuestros hermanos y hermanas y que merecen, de nuestra parte, un tratamiento digno.
El Verbo Divino es una Congregación religiosa y misionera, multicultural e internacional, presente en todos los continentes. Somos enviados a trabajar con todas las personas, sin excluir a nadie. Sirviendo a estas personas, me identifico con el carisma de mi Congregación, porque como verbita, tenemos también la preferencia con estas personas que se sienten marginadas. Evidentemente, cada persona vive su situación personal: abandonadas por las familias, despreciadas por sus esposos, sometidas a la violencia, falta de condiciones económicas… Son tantos los problemas que enfrentan, que no hay manera como solucionar todo esto. Por ello, están continuamente buscando un refugio. En este comedor social, les acogemos a todos dándoles de comer y después cada uno vuelve a su casa. No podemos solucionar todo, pero con la comida tan rica que se les prepara, al menos no les dejamos morir de hambre.
Creo que es una misión importante la que estoy experimentado. Siendo mi primera experiencia pastoral en España, estoy contento sabiendo que, al servir a los pobres y a los más necesitados, estoy haciéndolo en nombre de Cristo. Ellos representan la imagen de Cristo que vivió pobre y extranjero.
Vicente:
La experiencia que yo pretendo compartir, en estas pocas palabras, tiene que ver con la situación concreta que se hace cada vez más visible en el mundo de hoy y, concretamente, en España. De alguna manera, todos estamos envueltos en «la crisis financiera mundial». Soy consciente de las consecuencias que trae para los inmigrantes de varios rincones del mundo, que perdieron sus puestos de trabajo. Basta salir a la calle para ver el número de personas mendigando, pediendo limosna.
Hago mi pastoral en el comedor de las Hermanas Apostólicas del Corazón de Jesús en Madrid. Me siento feliz estar allí con la gente, escuchando sus lamentaciones y, sobre todo, compartiendo con nosotros las dificultades que están pasando y viviendo. Estoy contento de dedicar un tiempo especial para estar con ellos, para servirles y darles de comer. El seguimiento a Jesús me invita también a relacionarme con ellos, y me muestra el camino en el rostro de aquellos mis hermanos que están pasando por esta situación. Todos nosotros estamos sintiendo las consecuencias de la crisis de manera parcial, pero ellos de manera total.
