Retorno a la iglesia de San Carlos Borromeo. Me vienen referencias, sé por qué, a Arturo Pérez Reverte y a aquel 1997 de Juan Manuel de Prada. Un templo con historia.
Ayer me dijeron que Enrique está envejecido, en El Pozo, bastante recluido en su vivienda que imagino no destaca en El Pozo. Hace montón de años me impactó su libro ‘¿Hay que colgarlos?’ y trasladé a Entrevías a un grupito de universitarios para que el autor en persona les hablara. Y les habló, ya lo creo; a mí me caló el alma. Por eso hoy escribo aquí, agradecido. A Enrique, a otros también, le debo mis sentimientos más nobles, los que mantienen la fidelidad a los valores que los hay en esta vida superficialmente tan desconcertante.
Carlos