En la liturgia católica se celebra hoy la «fiesta» de san Marcos, así que nosotros en casa y en torno a la mesa del comedor hemos rezado los Laudes festivos. A primera vista, esto no da para una noticia que se precie; pero… si advertimos que uno de nosotros es Rivanildo, brasileño, recién llegado a España como misionero con destino en Navarra, y otro es Marcelino, de Togo (África) y párroco de Niebla, y otro es Varghese de India y párroco de Villarrasa, y el otro soy yo, Carlos, recién llegado de Italia pero español… y volvemos a advertir que estamos hablando de cuatro distintos continentes de procedencia, y que pertenecemos a una única familia de nombre Misioneros del Verbo Divino, y que nuestras lenguas de origen son cuatro distintas, y que los cuatros rezamos en castellano con toda naturalidad…, cualquiera tiene derecho a pensar que en la oración de esta mañana en un pueblo que lleva por nombre Niebla, es decir Nebla árabe, es decir, Lebla visigoda, es decir Ilipla romana, la cosa como que tiene mucha y buena miga.
Te dejo en la libertad de seguir deduciendo efectos y perspectivas de esta oración de Laudes de un hoy que también es oración madrugadora y creyente en el hoy de todo nuestro planeta. Una gozada.