Los Misioneros del Verbo Divino somos un Instituto Católico internacional de Religiosos-Misioneros, fundado por Arnoldo Janssen. Estamos distribuidos en los cinco continentes al servicio de la Palabra de Dios y de la Misión Universal.

Desde 1945 estamos presentes en ESPAÑA, anunciando el Evangelio en cercanía a las realidades de los hombres y mujeres de hoy.

La Congregación del Verbo Divino es una comunidad fraterna de religiosos misioneros y animada por el llamado común que el Señor nos ha hecho. Todos sus miembros comparten un único ideal de vida religiosa y el compromiso radical con la tarea misionera. Por ello, nuestro Fundador quiso que nuestra Congregación fuese una familia de Sacerdotes y Hermanos, dos vocaciones diferentes, pero ambas poseen una meta común: el anuncio del Evangelio.

 

Los Misioneros del Verbo Divino

La Sociedad del Verbo Divino fue fundada por San Arnoldo Janssen el 8 de septiembre de 1875 en Steyl, un pequeño pueblo de Holanda, a poca distancia de la frontera alemana.

“El amor y la gracia de Dios nos han reunido de diversas naciones y continentes en una Congregación religiosa y misionera, consagrada al Verbo Divino y distinguida con su nombre”. (Prólogo de las Constituciones SVD)

El objetivo último de nuestra misión es hoy el mismo que ha sido desde los tiempos de nuestro fundador: “proclamar el Reinado del Amor de Dios” como destino común de toda la humanidad y como horizonte hacia el cual peregrinamos. La misión nace del amoroso diálogo interno del Dios Uno y Trino, un diálogo de amor y reconciliación con toda la humanidad. Somos llamados por el Padre, enviados por el Verbo y guiados por el Espíritu.

Damos testimonio del Reino en un mundo profundamente dividido por razón de creencias, clases sociales, culturas y religiones. Así, salimos al encuentro de los demás en diálogo profético, buscando sobrepasar las divisiones que nos separan unos de otros y de Dios. Nuestra misión de diálogo profético está al servicio de la comunión y se orienta a la manifestación final del Reinado de Dios.

Entendemos el diálogo como una actitud de solidaridad, respeto y amor que debe quedar manifiesta en todas nuestras actividades. En solidaridad salimos al encuentro de los demás para compartir con ellos nuestras vidas en su situación concreta. Con respeto apreciamos la unicidad y la dignidad de cada persona y de toda comunidad humana. Y sobre todo, el amor nos une a pesar de nuestras debilidades.

En diálogo profético nos comprometemos especialmente con gente en búsqueda de la fe, con los pobres y marginados, y con los que pertenecen a culturas diferentes y a diversas religiones e ideologías.

(Texto compartido desde SVD Argentina)

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