En los últimos días los periodistas han coincidido preguntándome: ¿cuáles son sus planes para la Congregación? ¿Qué quiere hacer? Creo que estas preguntas no son determinantes. Nosotros, como Misioneros del Verbo Divino y con nosotros también los laicos asociados, debemos hacernos estas preguntas:
¿Qué quiere Dios que hagamos? ¿Qué quiere Dios de mí? El cambio de enfoque del «nosotros» y «yo» a Dios es lo que determinará nuestra espiritualidad y acciones. Estas preguntas encontrarán respuestas diferentes en momentos diferentes. Así como encontraron respuestas en el tiempo de Arnoldo Janssen, José Freinademetz y la generación fundadora, de igual modo van a encontrar respuestas en nuestras provincias, regiones o misiones, en nuestras comunidades y vidas individuales.
Es mejor vivir con preguntas abiertas que con respuestas limitadas. Vamos a continuar la búsqueda de la verdad y no estar satisfechos con las respuestas simples que pueden ser convenientes, pero podrían provocar el sufrimiento de muchas personas. Al escuchar a Dios en silencio y cómo Él habla con nosotros a través de la gente, vamos a aprender a re-interpretar la Palabra de Dios de nuevo para nuestro tiempo y luego actuar en modo consecuente. Las preocupaciones de Dios se convertirán en nuestras preocupaciones y por lo tanto, sin duda, los que están en las márgenes de la Iglesia y de la sociedad civil, tendrán que desempeñar un papel de suma importancia en toda nuestra planificación y acción.
26 de enero 2018: ¡Enhorabuena, magníficos!