Queridos jóvenes:

“Vivimos en una época en que todo se está derrumbando y debemos establecer cosas nuevas en su lugar” (San Arnoldo Janssen, Fundador de los Misioneros del Verbo Divino). 

En efecto, desde hace ya unos meses algo parece estar cambiando en la juventud, y los que solemos estar con este colectivo lo notamos. La indignación y el enfado con una sociedad y un sistema que no les ayuda, incluso les decepcionan, empiezan a materializarse y parece que cada vez les dan más razones y ganas de buscar soluciones fuera de los cauces institucionales establecidos. No sólo ocurre en Europa, es algo común en toda la juventud del mundo. La primavera árabe lo demuestra claramente. Aunque hay divergencias en las formas de hacerlo, los jóvenes están convencidos de que no están dispuestos a vivir en una sociedad resignada y con falta de sentimiento, ilusión e ideología.

La mayoría de vosotros, queridos jóvenes, no habéis vivido una guerra, ni una dictadura. Algunos erais muy pequeños para recordar la Transición española, otros ni siquiera habíais nacido. Pero aquí estáis, mayores de edad, sin trabajo fijo, sin casa propia y con unas perspectivas de futuro tan negras que harían temblar a cualquier joven sensato e inquieto.

Esa actitud vuestra es normal y comprensible porque habéis crecido en una sociedad globalizada. Estabais acostumbrados a mirar más allá del Estado, porque sabéis que el Estado no lo es todo, y sabéis que comete bastantes errores, porque es imposible que una institución nacional solucione muchos de los problemas y expectativas internacionales cada vez más importantes. En realidad, no os fiais mucho de él, ni de sus políticos.

Por eso, a algunos os duele tanto cuando algunas organizaciones, como la UE, en la que sin saberlo teníais puestas grandes ilusiones, se muestra incapaz de actuar como un conjunto unido con una misma voz. Se deja ver descoordinación cuando hay intereses comunes y conflicto cuando los intereses divergen. La palabra Europa, para muchos de vosotros, contenía dentro de sí misma multitud de significados, como libertad, democracia, igualdad o respeto, oportunidades, etc.

Por eso Hugo Cuellos, con sorpresa, decía “Vemos cómo ese continente de los Derechos Humanos expulsa a inmigrantes o deja que mueran cerca de sus costas, mientras crece la xenofobia; vemos como las enfermedades de Europa, la intolerancia y el nacionalismo exacerbado, crecen por doquier; como los derechos sociales que tanto costó adquirir se van perdiendo poco a poco; vemos conflictos cuyas armas llevan el sello europeo; notamos como la solidaridad entre países se convierte en papel mojado; no entendemos cómo el Parlamento Europeo queda relegado, aun siendo la única institución elegida directamente por los ciudadanos. Vemos un continente que en su día promovió la libertad religiosa y que ahora cierra filas frente a los que tienen otro Dios… En definitiva, vemos muchas cosas que no nos gustan y que no esperábamos de nuestro idílico continente”. (Carta de un Joven a la Unión Europea)cartas a los jóvenes 2

Es lógico que os enfadéis con todos estos hechos, pero no es lo único que debería irritaros. También os tendría que molestar cuando os dais cuenta de que la gran parte de los conflictos armados y fratricidios en el mundo, tienen como apoyo y fundamento el continente europeo. El continente africano, con sus políticos irresponsables, es una de las grandes víctimas de esta lacra. Desgraciadamente en algunos casos, se dice actuar para fomentar y favorecer la libertad y democracia.

“Mantén tus ojos abiertos, para que no creas todo lo que vemos bajo la apariencia de algo bueno”. Estas palabras de San Arnoldo Janssen nos vienen divinamente bien en este momento.

Por ejemplo, mientras buena parte de la juventud norteamericana salía a las calles para celebrar el asesinato extrajudicial de Bin Laden, en Europa los jóvenes os sentabais a reflexionar porque dentro de vosotros había algo que os decía que las cosas no se hacían así.

Todo ello provoca una cierta enemistad entre los pueblos y eso no favorece la posibilidad de un mundo humanamente habitable por todos, al que anheláis y os merecéis todos. Estamos en una época donde todo está cambiando y debemos establecer cosas nuevas.

Ésta es vuestra y nuestra vida. Ahora estamos en el presente y hemos dejado atrás nuestro pasado y por delante está nuestro futuro. Si te preguntas cómo quieres que sea tu futuro, es posible que digas que no lo sabes, pero lo que sí sabes es que no debe ser como antes, no ocurra lo que estamos viviendo ahora.

Para ello, hay que confiar en vosotros mismo, es decir creer en vosotros y tener claro lo que queréis. La forma de conseguir vuestra meta es soñar, y ponerle fecha de caducidad en lo que soñáis y luego trabajar para alcanzarlo. Todo depende de lo que vosotros creáis.

Lo primero que habéis de hacer es tomar consciencia de algunos sencillos conceptos, entenderlos y ponerlos en práctica. Conceptos como solidaridad, honradez, sencillez, verdad, paz, bienestar deben constituir el ámbito de vuestros grandes desafíos. Se necesita un cambio. Cambiar no significa perder lo que tenías o lo que eres sino añadir encima de lo que tenías antes, porque, en definitiva, el cambio es el desarrollo. Para ello, hace falta una cierta tensión creativa que os hará avanzar hacia el futuro. 

La pregunta anterior vuelve, ¿cómo podéis hacerlo? La respuesta es creer en vosotros mismos, vosotros sois los protagonistas de vuestras vidas, de esta sociedad; sois los arquitectos de este mundo nuevo. Lo que vosotros no digáis ni hagáis, probablemente lo harán otros por vosotros. Tener siempre claro cuál es vuestro sueño. Os será importante recordar vuestros orígenes, vuestros valores, vuestros principios y que os pueda ayudar a reflexionar sobre vuestra misión en la vida. Que cada uno pueda reflexionar sobre su misión personal en esta vida, porque todos tenemos una razón para existir en este mundo, y Dios tiene una misión especial para cada uno de nosotros. ¿Cuál es la tuya? Hemos de tener confianza en nuestro objetivo, ser perseverantes y positivos. Porque cuando la intención es correcta, todo lo demás viene por sí mismo (AJ). Dios cuenta con vosotros para la transformación de este maravilloso mundo, que es un regalo que Él mismo nos dio.

Ange, Svd

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