Miro el reloj de la puerta del sol. Son las 20,30 hs de un típico viernes de otoño. Ya es de noche. Hace buen tiempo, 26 grados en pleno mes de octubre. La plaza esta llena de turistas, jóvenes, músicos, parejas, etc. Se escucha ruido de coches, música, etc. Poco a poco, y de manera espontanea, se forma un circulo de gente. Nadie habla. Parece extraño. Algunos llevan en sus manos pancartas con el slogan: “No a las leyes contra los inmigrantes” o “Bajo un gobierno que encarcela a alguien injustamente, el lugar que debe ocupar el justo es también la prisión”. “Es un circulo de silencio”, “una hora de silencio”, me cuenta la chica que reparte los folletos que tienen en sus manos. “Nos reunimos el primer viernes de cada mes, aquí en la Puerta del Sol, para sumarnos a la iniciativa de los “Círculos de Silencio”.
Es un movimiento no violento que se preocupa de los inmigrantes, que muchas veces, son victimas de malos tratos, por su condición de inmigrantes. Al mismo tiempo, a través de ese acto, el grupo denuncia la actitud de los que hacen las leyes, de quienes las aplican y les apela a la conciencia. El movimiento es una iniciativa de unos Franciscanos de Toulouse, en Francia. Comenzó a finales de 2007. Actualmente está presente en varias ciudades de Francia y España. En Madrid, el evento lo organiza una plataforma que se llama A Desalambrar. Participan decenas de personas, de distintos países, culturas, religiones, etc. Nuestro compañero Vicente Castro y algunos miembros de la Capellanía Filipina llevan ya tiempo participando en este movimiento. Hoy, les han acompañado también Kiangala y Vicente. La opción por los marginados, pobres y débiles de nuestra sociedad es uno de los aspectos fundamentales de nuestra misión como Misioneros del Verbo Divino.