Misión del Corazón: Un Viaje al Lugar de Nacimiento de San Francisco Javier
El fin de semana del 9 a 10 de marzo marcó un evento significativo en la vida de muchos jóvenes peregrinos, ya que Marlon Vargas, el Secretario de Misión de la SVD (Sociedad del Verbo Divino), lideró un grupo en el viaje espiritual; la “Javierada”.
Esta peregrinación, una tradición arraigada, implica una travesía hasta el lugar de nacimiento de San Francisco Javier en Navarra, comenzando desde Pamplona. La jornada de este año atrajo a participantes de diversos orígenes de Navarra, Valladolid y Cataluña.
Marlon Vargas tuvo un papel distinto en la peregrinación de este año, encargado de guiar una delegación juvenil de la Diócesis de Pamplona-Tudela. Sus responsabilidades incluían: facilitar el grupo de compartir, proporcionar el sacramento de la reconciliación y animar el compartir de testimonios de fe entre los jóvenes peregrinos. Este rol le permitió sumergirse profundamente en la esencia espiritual de la peregrinación, ofreciendo apoyo y orientación a los participantes a lo largo de su viaje.
La propia peregrinación fue un desafío, cubriendo una distancia de 50 kilómetros en medio del frío, lluvia intensa, fuertes vientos y terreno difícil. Sin embargo, estas pruebas físicas solo sirvieron para fortalecer la resolución y la fe del grupo. A lo largo de su camino, el grupo hizo paradas en pequeñas aldeas rurales, donde encontraron refugio espiritual y comunidad dentro de antiguas iglesias. Aquí, celebraron misa, descansaron y participaron en almuerzos comunitarios, lo que proporcionó oportunidades para compartir íntimamente en grupo y el intercambio de historias personales de fe. Estos momentos de pausa fueron cruciales para enriquecer la peregrinación con un sentido de propósito compartido y comprensión.
El viaje culminó con una significativa celebración eucarística presidida por el Arzobispo Florencio, que vio la reunión de miles de jóvenes de varias regiones españolas. Esta poderosa asamblea subrayó la unidad y la fuerza de la comunidad de fe, marcando una conclusión apropiada para la peregrinación.
Reflexionando sobre la experiencia, Marlon Vargas expresó su gratitud por la oportunidad de servir y viajar junto a un grupo tan vibrante de jóvenes peregrinos. Los desafíos enfrentados por el grupo, junto con momentos de reflexión espiritual y comunidad, le dejaron un profundo impacto. La Javierada no solo se mantuvo como un testimonio del poder perdurable de la fe y la importancia de la comunidad, sino que también destacó el viaje transformador de caminar en los pasos de San Francisco Javier. Esta peregrinación, según Vargas: “es un viaje del corazón, uno que profundiza la conexión del peregrino con su fe, su comunidad y el legado de uno de los santos más venerados de la Iglesia Católica.”