… a nosotros nos ofrece Leonardo da Vinci esta meditación en torno al evangelio proclamado en la misa de hoy, 3 de enero:
«Leonardo observa aquí los fenómenos de la naturaleza… Una mujer, y otra más joven sobre sus rodillas, y luego el niño en los brazos de esta última. Y el cordero que sujeta este. Los personales se suceden… los cuerpos se inclinan, las sonrisas se asemejan».
«La madre, santa Ana, observa a su hija María. Esta a su vez mira a Jesús, su hijo. Deberá dejar que crezca, dejar que se vaya. Ahora está jugando con ese cordero, le coge la oreja. Su actitud espontánea es natural, la de cualquier niño pequeño que acaba de encontrar un juguete o un compañero de juegos. Se apodera de él y se vuelve hacia su madre para enseñárselo. Pero este niño no es como los demás… Encarna la palabra divina y el mundo que lo rodea no es más que la traducción visible de las escrituras… Es la imagen del sacrificio, del ritual que se avecina».
El entrecomillado es de este libro, una joya a buscar, con autoría: Françoise Barbe-Gall.