Una de las razones por las cuales he elegido la Provincia de España para hacer el programa de la Formación Transcultural (PFT) es para conocer y tener experiencia en la Editorial Verbo Divino. Por el deseo de ser aceptado, he recalcado intencionalmente en mi solicitud al Padre Adolfo que tenía la experiencia en una editorial en Filipinas antes de entrar la Congregación. Era escritor y colaborador en una revista católica infantil. También, he incluido otros aspectos positivos sobre mí y, para ser más sincero, presumía un poco de mis credenciales.

Después de vivir con nuestras comunidades en Dueñas, Acueducto y Niebla, finalmente soy destinado en Estella para pasar mi última etapa del OTP con vosotros. He tenido muchas ganas de estar en la comunidad y trabajar en la Editorial.

El Padre Martin me explicó bien los comienzos y el desarrollo de la Editorial como los diferentes aspectos del trabajo. El Padre Adam me presentó a Iñigo quien me ayudó con mi primera tarea. Las dos primeras semanas, ayudé en el proceso de digitalización de la versión latinoamericana del DOCAT. El trabajo me parecía especial y desafiante. Pero era solamente leer, copiar y pegar textos de una página a otra. Una tarea simple y sencilla.

 Con el paso del tiempo, sin embargo, empecé a sentirme impaciente con mi trabajo. El aburrimiento y la pereza me quitaron las ganas y el dinamismo durante el trabajo. Después de trabajar el DOCAT, estaba ansioso con otra nueva tarea que es La Buena Noticia de Cada Día.  Pero cuando el Hermano Oscar me explicó cómo iba a ser el procedimiento, sentí que iba a ser la misma rutina. COPIAR Y PEGAR. Pero fue más desafiante. Imaginaros, 365 DIAS DE LA BUENA NOTICIA. Era como leer, copiar y pegar todo el día.

Por cierto, había momentos que me sentía aburrido de lo que hacía. También, envidiaba de lo que hacían los demás. Tenía envidia cuando la gente venía a hablar con Diego, mi compañero, sobre otros trabajos que hacía en la editorial en la cual yo encontraba más interesante de lo que yo hacía. Cuando Rocío venía y trabajaba con Diego, hablaban de ideas y planes para sus proyectos. Cuando Allan Castro, Guillermo y Adam venían para ver lo que hacía Diego sobre sus quehaceres, sentía celos. Yo estaba hablando conmigo mismo, yo deseaba hacer lo que él hacía. Deseaba formar parte de otro proyecto.

Me cansé de un trabajo repetitivo. Perdí las ganas de trabajar y volver a hacer lo mismo una y otra vez. Estaba pensando en dejarlo y cambiar en el que creo que me iban a dar más desafíos y que me emocionara más. Pero no me malinterpretéis, aun sintiéndome flojo, continúe con la tarea de leer, copiar y pegar.

Para sentirme mejor, hacía footing en las tardes. Exploré lugares interesantes de Estella y lo más importante, transformé mis pensamientos y sentimientos en oraciones. Le confesé al Espíritu Santo que no quería odiar lo que estaba haciendo. Le dije a Dios que quería darme cuenta del significado profundo de lo que estaba haciendo, la tarea de copiar y pegar. Quería cumplir mi tarea con pasión y alegría.

Me gustaría creer que Dios haya aceptado mi honestidad como expresión de humildad. Dios respondió a mis oraciones. Mi tarea es simplemente copiar y pegar. Un proceso repetitivo que puede ser tedioso y aburrido especialmente para alguien como yo. Pero con la gracia del Espíritu Santo, me he dado cuenta del significado más grande y profundo de este proceso a través de la presencia de nuestra comunidad en Estella.

Yo soy consciente de que mi estancia aquí es limitada y que necesitaba ser rápido para empeñarme más a fin de establecer una relación y de conocer a todos. Aunque soy una persona callada, debo obligarme a hablar. La lengua me lo ha hecho más difícil.

Verdaderamente, vuestras acciones me han ayudado a darme cuenta de una lección sobre las tareas repetitivas. Me conmovió y me inspiró vuestra forma de vida, tanto personal como comunitaria. Hay muchas cosas que pasan en nuestra comunidad que requieren trabajar con ellas repetitivamente.

Un hermano que siempre se levanta pronto para que tengamos el jamón y el queso en nuestro desayuno; que sirve huevos cocidos y café; que compra lo que necesitamos del supermercado; que cocina y prepara la cena todos los miércoles en la caseta y que pone la mesa y la limpia después.

Un hermano que organiza el calendario del quién preside la misa en nuestra comunidad cada día y en las parroquias; quién participa en las oraciones comunitarias; quién se une al estudio bíblico, etc.

Un hermano que pasa la fregona y limpia el suelo; que cuida las plantas y los vegetales detrás de la casa; que comparte su historia en temas interesantes; que asiste a los funerales para dar un pésame y que pasaba el tiempo para una caminata en la tarde.

 Cada miembro de nuestra comunidad hace una tarea significativa. De la misma manera, en la Editorial, cada uno de los trabajadores tiene un trabajo que realizar. Diego, Regino, María Jesús, Íñigo, Mariola, Ana Isabel, Mireya, Esteban, Carlos, Eva, Elías, Vanessa, Mikel, José Ángel, Andrés y otros hacen su propio trabajo colaborando entre ellos y trabajan cada día con compromiso y dedicación. Quizá, mi tarea de hacer el DOCAT y la Buena Noticia fue una simple contribución que me hace sentir honrado de ser parte del equipo de la Editorial.

Nuestra tarea diaria colectiva y repetitiva se convierte en una rutina sagrada. Todas las tareas simples y comunes que se hacen todos los días ayudan a la comunidad a ser un lugar adecuado para vivir.

Espero que mi presencia, de alguna manera, haya creado algo significativo para todos. Espero que haciendo lo mismo con vosotros todos los días: rezar, comer, hablar, visitar lugares etc. haya contribuido en algo para la comunidad.

Creo que la vida comunitaria es una gran bendición para el PFT. He tenido el privilegio de haber vivido en cuatro comunidades: Dueñas, Acueducto, Niebla y Estella. Cada una me ha dado una experiencia memorable de la vida comunitaria. Me es grato haber pasado la última fase de mi PFT con vosotros aquí en Estella. He visto cómo a cada uno de vosotros se ha convertido en un instrumento de Dios para mi formación. Me conmueve la forma de vivir de esta comunidad.

Lo que hacemos todos los días en la comunidad y en la Editorial es lo que ayuda a la Provincia de España a seguir con su misión. Nuestro Dios es infatigable en nuestra rutina diaria. Dios nunca se cansa de acompañarnos y guiarnos en nuestra misión durante siete décadas de Verbo Divino aquí en España. Lo que leemos, copiamos y pegamos no son simplemente tareas sino el profundo significado de nuestra tarea, de nuestra misión. Y esto se conforme a las enseñanzas de Cristo y al servicio de los más necesitados.

En general, he tenido una gran experiencia de PFT. Sin embargo, el proceso no ha sido tan fácil. Es como si me hubiera encontrado en una encrucijada. Tenía dudas sobre qué hacer y dónde ir. A veces estaba contento y animado, otras veces, me sentía perdido, enojado y desanimado.

 Admito que estuve pensando en no continuar y abandonar la formación. Pero, encontré la iluminación y el aliento de nuestro fundador San Arnoldo diciendo que “cuando las cosas van en contra de nosotros, recordemos que Dios el Señor en su gran sabiduría y amor aún nos guía y nos dirige. Podemos confiar y tener paciencia porque Dios sacará lo bueno de lo que suceda”. Por eso, tomé mis luchas y dificultades como desafíos. Quiero continuar hasta el final. Fue una prueba que fortaleció mi vocación como misionero del Verbo Divino. Por duro que fuera, superé esos desafíos con la gracia de Dios que se manifestó en la comprensión de mis compañeros. Me enseñasteis mucho sobre la vida, los valores, la tradición, la cultura, la familia, la amistad, la iglesia, el amor, la vocación y la fe. Voy a dejar España sin lamento alguno. Tengo un corazón con mucha alegría y gratitud.

No es un adiós, sino un ¡hasta luego! ¡Agur!

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