Hoy, la Iglesia Universal celebra San Arnoldo Janssen (1837 – 1909), fundador de tres congregaciones religiosas: Misioneros del Verbo Divino, Misioneras Siervas del Espíritu Santo y Siervas del Espíritu Santo de la Adoración Perpetua.

Arnoldo Janssen nació el 5 de noviembre de 1837 en Goch (Alemania). El 15 de agosto de 1861 fue ordenado sacerdote para la diócesis de Münster.

Fue asignado a enseñar ciencias naturales y matemáticas en la escuela secundaria de Bocholt. Por su profunda devoción al Sagrado Corazón de Jesús fue nombrado director diocesano del Apostolado de la Oración. Desde este apostolado, Arnoldo buscó abrirse también a cristianos de otras denominaciones.

En 1873 renunció a su cargo docente y fundó «El pequeño mensajero del Corazón de Jesús». En esta revista mensual ofrecía noticias misionales y animaba a los católicos de lengua alemana a hacer más por las misiones.

Arnoldo inauguró la casa misional en Steyl (Holanda) el 8 de septiembre de1875 y dio comienzo a la Congregación de los Misioneros del Verbo Divino. Ya el dos de marzo de 1879 partieron los dos primeros misioneros hacia China. Uno de ellos era José Freinademetz. El 8 de diciembre de 1889 fundó la congregación de las «Siervas del Espíritu Santo». Las primeras Hermanas partieron hacia Argentina en 1895.

Arnoldo murió el 15 de enero de 1909. Su vida fue una permanente búsqueda de la voluntad de Dios, de confianza en la providencia divina y de duro trabajo. Testimonio de la bendición divina sobre su obra es el ulterior desarrollo de la misma: más de 6.000 misioneros del Verbo Divino trabajan hoy en 70 países. Las misioneras Siervas del Espíritu Santo son más de 3.800 hermanas y más de 400 las Siervas del Espíritu Santo de Adoración Perpetua

Simón Inza, Misionero del Verbo Divino en España, dedica este soneto a San Arnoldo:

SAN ARNOLDO JANSSEN  -15 de Enero-

La Palabra

en Arnoldo por sus padres sembrada,

de oraciones hogareñas regada, germinaba,

crecía en él agarrada, él con ella jugaba,

con ella se dormía, con ella se despertaba,

encendida de gracia divina,

la acariciaba y su corazón ardía,

derretido por la Palabra,

desde sus entrañas le hablaba:

‘aunque para mi eres el Todo,

                       no es mi voluntad, que Tú,

                       Palabra de Dios, Palabra

                       en mi habitada, quedes,

                       joya redentora, encerrada’.

Así pues, Arnoldo, atento a su voz,

absorbe mensajes llegados de la Palabra,

reflexiona, ora, a Dios los presenta,

e interpretados, suyos los hace,

de convicciones recias, atrás miedos deja,

de coraje de llena, traspasa esquemas,

supera prejuicios anclados en vetustas callejas,

recibe desprecios, pasa de risas chacoteras,

lubrica herrumbrados frenos,

e imparable con su tenacidad bautizada

en la sangre del Verbo inmolado, arado en mano,

rotura tierra baldía, prepara semilleros, a Dios se encomienda,

y en los días 8 del 9 de 1875, 8 del 12 de 1889, y en el año 1896,

con la bendición de la Madre de la Palabra Misionera,

abre surcos, deja caer en ellos la semilla de la Palabra,

y florecen tres Congregaciones religiosas:

Misioneros del Verbo Divino,

Siervas del Espíritu Santo,

y Siervas del Espíritu Santo de la Adoración Perpetua.

 

Hoy, San Arnoldo, desde la Morada de la Palabra,

ve en un ‘solo corazón‘, en el suyo, más de11.000 rostros, teas encendidas

con la Palabra ‘callejera’  de todas las naciones, pueblos y lenguas,

y con «la luz del Verbo y el Espíritu de gracia, las tinieblas del pecado huyen,

y la noche de la incredulidad perece».

 

¿Te alistas a una de las familias de San Arnoldo?

Simón Inza

Misioneros del Verbo Divino

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