La Navidad nos proporciona la clave para descifrar
algunos profundos misterios de nuestra existencia.
«Los hombres se preguntaban angustiados
el por qué del dolor y de la humillación,
el porqué de la pequeñez sentida y padecida,
qué sentido tiene el sufrimiento
de los últimos de la tierra.
Los hombres le preguntaban a Dios.
Y Dios guardaba silencio.
Los hombres buscaban argumentos
para eximir a Dios de los desordenes
de la historia. Pero ninguna respuesta
podía silenciar las preguntas que nacían
de las raíces del corazón dolorido.
Ahora, en la Navidad, habla Dios.
Y el hombre guarda silencio.
Ya no pregunta más. Se limita a escuchar
la narración del acontecimiento
de la dulzura divina y humana:
Dios nació, pequeño; Dios se hizo Historia;
Dios se apellida «pesebre».
Feliz Navidad, porque la Palabra, el Verbo Divino se hizo hombre.
Euquerio F