Por esta Casa de Espiritualidad de Dueñas, que es tuya cuando la quieras disfrutar, pasan los grupos y las personas más inquietas y variopintas que te puedas imaginar: Grupos de psicoterapia, energía universal, encuentro de matrimonios, musicosofía, familiares de los misioneros del verbo divino, arciprestazgos de aquí y de allá, neocatecumenales, animadores de HOAC, teléfono de la esperanza, pastoral penitenciaria, religiosos, religiosas, cursos bíblicos, equipos de nuestra Señora… y también de nuestro Señor, el Jesús de Nazaret… Cada grupo viene a revisar su espiritualidad y a reavivar su misión.
En este mes de Octubre pasaron tres días en esta casa un centenar de amigos de las misiones. Fueron convocados por los Misioneros del Verbo Divino, las Misioneras Siervas del Espíritu Santo y los Misioneros Laicos del Verbo Divino.
Estuvieron conviviendo solteros, casados, célibes, adolescentes y niños. Los cinco continentes estaban representados en el grupo. Sensibilizados con esta tarea misionera de la Iglesia Universal, la reflexión y oración fueron enriquecidas con el testimonio vivo y vivaz de una pareja de seglares vallisoletanos que habían disfrutado durante varios años entregados a la misión social en la selva de Ecuador. No ha sido la primera vez, ni será la última, en que se reflexionó sobre el núcleo de la Evangelización. ¿Dar el pez o dar la caña? ¿Formación social o catequesis sacramental? ¿Profetas que denuncian el esquilme de la naturaleza a favor de multinacionales en detrimento de los nativos de esa tierra o anunciadores de una tierra Nueva y un Cielo Nuevo?
El diálogo en pequeños grupos ayudó a todos a reflexionar que en la Nueva Evangelización hay que buscar siempre un buen maridaje entre la labor asistencial y el anuncio del Evangelio.
Los medios modernos de comunicación nos llevaron a chatear el sábado por la tarde con otros misioneros que están en Brasil y en Colombia. ¡Una gozada!
El lema del encuentro obvió el propuesto en fórmula matemática (X1 + X2 = X 3) por las OMP para el DOMUND de este año, y siguió el programa que el propio grupo viene reflexionando desde años atrás: “Y la Palabra se hizo Carne”.
La satisfacción y los compromisos personales fueron manifestados por escrito, y depositados en un barco de papel antes de terminar la celebración de la Eucaristía. Queda ahora hacer carne y dar vida cada cual a lo que aquí soñó y celebró…
Eugenio García
Misionero del Verbo Divino
