Puede ocurrir a más de uno que el verano viene a ser su mejor recipiente para leer. Al menos, por lo que toca, así es. Hoy 29 entre tostada con aceite, café natural con leche y una naranja Torres, se absorben los párrafos escritos en su día por Antonio Lázaro, el autor de Memorias de un Hombre de Palo. En estas Memorias, la alusiones al César, a su hijo Felipe, al alcázar de ambos, a Zocodover, a todas las calles de Toledo, a los puentes sobre el Tajo: el de Alcántara, el de San Martín, el Monasterio de San Juan de los Reyes…
Alusiones despiertan alusiones, mientras se lee. Sobre estas líneas la referencia a unos salmos de Miguel Manzano, los Salmos para el Pueblo, ofrecidos a toda España (porque no había competencia entonces), en aquellos tiempos del blanco y negro exclusivo.
Antonio Lázaro realza a Juan de Herrera, a Juanelo Turriano, genio histórico protagonista de la novela…; alude a la Iglesia, a la Catedral:
La catedral punto de confluencia elegido a su vez por TVE, en su tiempo primero, para llevarnos a todos cantando el «Qué alegría cuando me dijeron – vamos a la casa del Señor»:
1968
Un buena novela de verano que nos lleva a misa… en la catedral de Toledo; ni el autor, en 2008, se podía imaginar tal desenlace. Por cierto, ¿quién no ha oído este salmo? Aunque por ahora no encontramos en YouTube la versión original, de la Coral de Falces -Navarra. Que valga así, antes de comenzar nuestra misa del domingo 29: