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CUBA, VIVIR CON POCO

Ciudad de México, (29-06-17)

Escribo “Vivir con limitaciones”. Lo borro. No me refiero a restricciones o prohibiciones. Escribo “Vivir en precario”. Tampoco me gusta. No quiero decir inseguro, transitorio, incierto. Me refiero a cómo las familias están pendientes de conseguir lo imprescindible para vivir; la gente en Cuba vive con poco.

Pasaron los años del llamado “período especial”. A inicios de los noventa. Se acabaron los apoyos económicos de Rusia y Europa del Este. Años aciagos para el pueblo cubano.  Se tiraba de la libreta de “racionamiento”. Pantalones y camisas a cuenta de yuca o tomates de algún campesino, aunque fuera ilegal. Frecuentes cortes de luz, falta de jabón y pasta de dientes, de papel higiénico, casi carencia de transporte… Hoy es distinto. Sin embargo, el futuro económico de Cuba es incierto por la situación convulsa de Venezuela. Difícil que vuelvan los grandes apoyos económicos, vía petróleo, del tiempo de Chávez.

De mi último viaje traigo la impresión de que se consigue “casi de todo”. Pero no se imaginen un centro comercial de México o Europa. Son pequeñas tiendas, con muy poca variedad en sus productos. Con frecuencia, lo que buscas, no lo encuentras.  Algunos locales muy escasos de luz. Otros, sencillos, pero de nueva construcción. Son las tiendas que llaman “shoping”. Se paga en precios de CUC, moneda cubana convertible, un poco más cara que el dólar. Allí encuentras productos de importación, aceite de oliva, mermeladas, bebidas… En un pueblo he visto colas, antes del amanecer, esperando conseguir “una placa de inducción”. Cuando se agotan, hay que esperar. Hasta la próxima. El problema es quiénes y cuántos tienen poder adquisitivo para acceder a esas tiendas.

Hay puestos de venta al aire libre en las calles. Tienen verduras, alguna fruta, pollo y carne de cerdo… La venta en pesos cubanos. Los precios son asequibles.

Están las tiendas que surten lo que les corresponde en la libreta, según los miembros de la familia.  Dos kilos y medio de arroz al mes, medio kilo de pollo… casi regalado.  Pero algunos productos “cuando hay”. Las patatas llegaban a la Habana por Navidad. Pero llegaron a finales de febrero. Me dijeron que el domingo hubo menos gente en misa porque “llegaron las patatas”. Y si no madrugas, quizás no alcanzas.

El gobierno es el patrón. De sus almacenes sale todo. Está permitiendo pequeños negocios de venta, comedores, restaurantes, por “cuenta propia”. Dicen que, a veces, escasean ciertos productos porque los acaparan los “cuentapropistas”. En México dirían que tienen algún buen “compadre” en el almacén.

A ojos del forastero todo parece muy muy barato, a excepción de los productos de shoping, que son importados. Pero hablar de barato o caro es muy relativo. Depende de los salarios. Escuché que el sueldo promedio que paga el gobierno corresponde a 15 o 25 dólares al mes. En mi vuelo de regreso a México vine con un jubilado que venía a visitar a su hija.  Me dijo que su pensión era de 10 dólares al mes.

En conclusión, como la mayoría no tiene dinero, la mayoría vive con dificultades, con penurias. Viven con poco. De ningún modo se trata de idealizar esa situación. Pero es admirable cómo se reciclan los envases, cómo se aprovecha lo que hay, cómo comparten lo poco que tienen. La austeridad y la sencillez aparecen como virtud, en estos tiempos de consumismo y despilfarro.   No es necesario tener muchas cosas, ni mucho menos acaparar, para vivir.

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