Estimado Carlos.
Te envío un par de fotos de la magnífica jornada que hemos pasado en Pueblo de Dios. Desde el punto de vista de un profano en estas lides te diré que ha sido sorprendente. Independientemente de sentimientos religiosos más o menos profundos es imposible quedarse impasible ante tales demostraciones de Fe.
En primer lugar la acogida de los componentes de Pueblo de Dios, a los cinco minutos consiguen hacer que te sientas como en tu propia casa. Después de comer tuvimos un «encuentro» en el que todo aquel que lo deseaba exponía libremente sus sentimientos (traducidos al inglés para los jóvenes alemanes) y ya comenzaron a surgir las primeras oraciones, en un lenguaje universal: la música; materializada en una guitarra que iba de mano en mano. Palabras, canciones, bailes, risas, palmas, saltos, etc. ¡sorprendente!
Igualmente alucinante fue la eucaristía, tanto por el marco como por su desarrollo, más canciones, más bailes a ritmo dominicano, un coro de alemanes cantando ¡a cuatro voces!… Indescriptible. Valga como pequeño referente la fotografía de grupo, una enorme sonrisa que aglutinaba rostros de España, Méjico, República Dominicana, Alemania, Togo y seguro que alguno más que no llegué a averiguar. Un magnífico colofón para un inmejorable día. Un saludo, Pelayo
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