– ¿Está interesado en esta iglesia? Yo estuve la semana pasada dentro, sacando fotos, porque había descubierto en internet que esta iglesia no estaba fotografíada, y en una semana he tenido más de 1.000 entradas; además, google me las paga…
– Resulta que soy cura y compañero del sacerdote que dice aquí la misa a los chinos; he llegado tarde por culpa del tenis de Nadal, pero tú me vas a facilitar el reportaje. ¿A qué te dedicas?
– Soy ingeniero industrial, en los comienzos; vivo aquí cerca y me fascina la fotografía.
Es un joven de buena planta, conversador, al que pregunto si tiene interés por estudiar el chino, ya que Usera, el barrio, tiene tanta población china empadronada, siendo líder en Europa. Él asiente al dato, ya lo había oído, y agrega que «si te acercas a esa biblioteca pública advertirás que casi todos los libros están en chino»… «Pero no, no me ha dado por estudiar el chino ni viajar allá, de momento».
La hora apremia y le pregunto por el metro más próximo.
– ¿A dónde va?
– A Avenida de América.
– Le conviene la línea 3, ahí cerca, y en Legazpi se pasa a la 6. Yo voy al centro, acompáñeme al metro; así seguimos hablando… No sabía que hay chinos católicos… ¿Cómo es posible?
Y le propongo que el próximo domingo se acerque a su Soledad, nuevamente, y escuche la misa en chino de nuestro compañero Pablo. Hay que sembrar, me digo.
