“Un hombre que pasaba por el bosque vio un  zorro que había perdido sus patas, por lo que el hombre se preguntaba cómo podía sobrevivir. Entonces vio llegar a un tigre que llevaba una presa en su boca. El tigre ya se había hartado y dejó el resto  de carne para el zorro.

Al día siguiente, Dios volvió a alimentar al zorro por medio del mismo tigre.

El hombre comenzó a maravillarse de la gran bondad de Dios y se dijo:

– Voy también yo a quedarme en un rincón, confiando en el Señor, y éste me dará cuanto necesito.

Así lo hizo durante muchos días. Pero no sucedía nada. El pobre hombre estaba  casi a las puertas de la muerte cuando oyó una voz que de decía:

– Oh tú, que te hallas en la senda del error, abre tus ojos a la verdad. Sigue el ejemplo del tigre y deja de imitar al pobre zorro mutilado.

Luego, el hombre vio a una niña aterida y tiritando de frío dentro de un ligero vestidito y con pocas perspectivas de conseguir comida decente. Se encolerizó y le dijo a Dios:

– ¿Por qué permites estas cosas? ¿Por qué no haces nada para solucionarlo?

Durante un rato, Dios guardó silencio. Pero aquella noche, de improviso le respondió:

– Ciertamente que he  hecho algo: te he hecho a ti.

Cuántas veces has oído decir: ¿por qué Dios permite esto? Si es tan bueno… ¿Por qué no evita que pasen estas cosas? O incluso, ¿cuántas veces lo has dicho tú mismo o tú misma? Porque yo las he oído infinidad de veces, incluso las he dicho unas cuantas hasta que, gracias a él, he descubierto la respuesta.

Todos tenemos una misión en esta vida, Dios nos ha buscado una tarea, nos ha puesto donde estamos porque tiene algo pensado para cada una de las personas, pero hemos de descubrir qué es lo que nos corresponde.

Un día puso en mi camino a esa niña aterida del cuento en forma de grupo de niños y niñas que buscaban algo más en la parroquia y me decidí a prepararme para acompañarles en sus procesos de fe, para presentarles a Jesús de otro modo, para que conociesen su vida, su mensaje y sus valores a través del juego y de la relación con sus iguales y en ello estamos.

Puse mi vida a su servicio para dedicarla al trabajo con los niños y niñas y eso me ha hecho encontrar algo mucho mayor de lo que yo di y el esfuerzo que tuve que hacer: me ha dado la maravillosa familia que tengo hoy día. Porque si algo es seguro, es que recibes mucho más de lo que das.

Dios no tiene manos, no tiene piernas, pero nos tiene a nosotros y nosotras. Tenemos en nuestras manos la posibilidad de cambiar el mundo, en nuestros pies la ocasión de andar el camino de nuevo. Nos ha dado la libertad de elegir nuestras vidas.

Sal de tu burbuja y mira a tu alrededor, si te fijas bien seguro que encontrarás algo que hacer, alguien a quien ayudar: en tu centro de estudios, en el trabajo, en el barrio, en tu propia casa,… no permitas que esas personas que ves sigan sufriendo, que esa injusticia que has descubierto se siga produciendo. Dios te ha puesto a ti para que lo evites, haz todo lo que esté en tu mano y podremos dejar de lamentaros.

Hazlo bien y sé ejemplo para los demás, sigue los pasos que Él dio y pon tu vida al servicio de los demás, verás cómo el fruto será mayor y más dulce.

Celina OSMA RUÍZ, monitora del JUnior

Parroquia Verbo Divino-Leganés (Madrid)

Would you like to…?

Use the Divi Builder…

to design your pop-up!

Donec rutrum congue leo eget malesuada. Curabitur non nulla sit amet nisl tempus convallis quis ac lectus. Cras ultricies ligula sed magna dictum porta. Curabitur aliquet quam id dui posuere blandit. Proin eget tortor risus.