El rincón de esta casa de Dueñas, que es la tuya, que hoy te quiero mostrar, más que un rincón es un gran espacio cerrado en el campo abierto del parque. Por todo lo que en este espacio cerrado se mueve y canta, es muy visitado por mayores y niños. Está cobijado a la sombra de un enorme pinsapo, y a su vez cobija a la más variopinta fauna de palomas, pavos, faisanes, gallinas, periquitos, pardillos, jilgueros, canarios… Ya os imagináis: es un sofisticado gallinero…

En primavera y verano da gloria acercarse a contemplarlo: se pavonean los pavos, los gallos cantan, unas gallinas ponen huevos y otras sólo cacarean, arrullan las palomas… y en el departamento de los canoros no solamente es admirable la variedad y hermosura de los colores sino que también, desde la salida del sol hasta su ocaso, no cesa la algarabía de los periquitos, el trinar de los canarios y el piar de toda esa fauna menuda y multicolor. A veces me recuerdan los momentos iniciales de un concierto, cuando los músicos afinan sus instrumentos.

 

pavo

Como cualquier otro rincón de esta Casa de Espiritualidad, también éste me ha llevado a la Biblia. Y a ella te quiero llevar a ti. Desde luego que esta vez la referencia es por contraste no por afinidad, pues cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.

Si buscas en el evangelio de Marcos el capítulo 5 verás que la escena que se va a narrar ocurre en territorio pagano, fuera del ambiente judío, en descampado. Por allí hoza una gran piara de cerdos. No muy lejos de los cerdos existe un cementerio. De entre las tumbas sale un hombre poseído por un espíritu inmundo. (Mateo y Lucas dicen endemoniado). Ese hombre se acerca a Jesús y entablan un diálogo. En el evangelio de Mateo el relato es breve; Marcos y Lucas lo hacen más narrativo y pintoresco. Vete a leerlo personalmente y con calma.

En un primer momento quizás te sorprenda que haya tantos cerdos en una comarca donde, por el origen nómada del pueblo y por la religión, es un animal impuro y  se prohíbe comer su carne; pero si relees detenidamente, caerás en la cuanta de que esa escena se desarrolla fuera del territorio judío.

Ya ves, Jesús también entra en pueblos paganos para anunciar el Evangelio y liberar a los oprimidos.

(Mc 5,1; Mt 8,28; Lc 8,26)

 

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