Buen reencuentro

La tarde del pasado 27 de mayo celebramos el encuentro de antiguos alumnos (Promoción 1969-1975) bajo un breve e intenso programa: Recepción y saludos de los participantes, celebración de la eucaristía, visita a las instalaciones del colegio, paseo por Estella, cena y tertulia final.

Se recordará como encuentro gozoso el de aquella tarde; para algunos habían transcurrido más de 45 años sin verse. Cuántos abrazos como expresión de cariño; cuántos recuerdos y anécdotas; y, sobre todo,  el ¿te acuerdas de…?. Era el momento de recordar historias y conversaciones de aquella época de la niñez y adolescencia en el Colegio Verbo Divino de Estella. Fueron años de formación humana, académica y vocacional/profesional; años de los que todos nos sentimos agradecidos y que recordamos con gran alegría.

Algunos verbitas de la comunidad de Estella nos acogen y saludan en el hall de la nueva casa.

Posteriormente daba comienzo la eucaristía presidida por Martín Esparza, svd. (Hay que señalar que en el grupo de WhatsApp Martín es frecuentemente recordado pues estuvo en el equipo de formadores y, sobre todo, por su labor como promotor recorriendo diversos lugares de Navarra y provincias limítrofes para invitar a los entonces eran unos niños a venir a estudiar en Estella). Era el día de la Ascensión del Señor, y fue como un oasis de reflexión y encuentro con Dios; hubo una importante participación en la eucaristía y todos nos sentimos muy a gusto. De lejos podrían oírse los cantos.

Hace tiempo que no me sentía tan bien en una eucaristía. Decía uno de los participantes.

La eucaristía fue como un reencuentro con aquello que aprendimos de pequeños, como volver a la fuente y al alma del Verbo. (Gracias Martín por tu capacidad de actualizar la Palabra y por tu testimonio y celebrar con nosotros el recuerdo de aquellas palabra de Jesús en la Última Cena.) Realmente esta celebración quería expresar nuestro compromiso por la construcción de una sociedad más justa, equitativa y fraterna. También fue expresión de nuestro recuerdo y oración por quienes han fallecido, y por los que, por unas cosas u otras, no han podido venir a este encuentro.

Como anécdota, hubo quien al tomar el libro de cantos dijo: “¡Ay! ¿Cómo se llamaban estos dos?”.  Se refería a S. Arnoldo Janssen y a S. José Freinademetz que están en la portada del cancionero.

Todos los que participamos como recuerdo y símbolo de nuestro compromiso en el anuncio del Evangelio nos llevamos en el bolsillo, y sobre todo en el corazón, los pequeños Evangelios; fue un obsequio de la EVD.

Hno. Óscar González, del Secretariado de Misiones, nos presenta brevemente la actualidad de la SVD y las actividades del Secretariado de Misiones. ¡Quién sabe si próximamente podríamos mantenernos unidos en torno a un proyecto solidario!

Continuamos con una visita por el entorno del viejo colegio. La foto de grupo en la escalinata de la puerta principal es expresión de que seguimos juntos con un mismo espíritu y sintiéndonos orgullosos del Verbo Divino y de nuestra amistad. Después recorriendo los patios echamos un vistazo general a todo el conjunto del edificio; pudimos visitar la gran capilla, que ahora está como almacén de trastos y que nos recordaba las celebraciones vividas allá. Visitamos los viejos frontones, los campos de futbol ahora sembrados unos de cereal, y otros ocupados por unos invernaderos; el recinto de la cueva con la imagen de la Virgen. Mientras caminamos se escuchan comentarios y recuerdos del pasado; no faltan notas de nostalgia y, sobre todo, mucha gratitud por aquella oportunidad que tuvimos de vivir juntos esa experiencia durante aquellos años.

Después visitamos Estella, que nos recibe de gala por la festividad de la Virgen del Puy. Juntos hicimos aquel circuito –el famoso tontodromo- que tantas veces recorrimos en nuestros años jóvenes. Tras unas rondas en algunos bares de la ciudad nos conducimos al Restaurante Navarra para la cena,  y allá seguimos compartiendo con los más próximos de la mesa. Terminamos la jornada con una tertulia en los jardines del restaurante. La noche era ideal para conversar y llamaba a repetir la experiencia, de ahí el compromiso de que no tardando mucho hemos de volver a juntarnos.

Y esta es la síntesis de un encuentro que nos hizo volver a pensar en la educación recibida en aquellos años en el Colegio del Verbo Divino; en la intensidad de lo vivido, el cariño y grato recuerdo que tenemos unos por otros. Alguien decía: Hemos pasado 2, 4 o 6 años juntos en nuestra niñez o adolescencia compartiendo las 24 horas juntos, así que ahora somos como hermanos. También hace pensar el que hayamos estado tantos años como ovejas sin pastor, y que ahora la técnica y el esfuerzo de algunos han permitido dar con los que estaban perdidos. Y es que como decía un compañero en el WhatsApp: afortunadamente por lo que vivimos y por lo que somos puedes llamar a la puerta de los compañeros  y responden.

Gracias a todos y ¡Aúpa el Verbo!

Elías Pérez Esteban

 

 

 

 

 

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