En este ojeo curioso y provechoso que estoy haciendo por la Biblia Católica de la Familia, me he topado con un apartado precioso: Oración y Biblia, Biblia y Oración.
Los católicos hemos estado más inclinados a rezar con el catecismo y con los devocionarios que con la Biblia misma. Hemos aprendido de memoria el Padrenuestro y el Avemaría sacados de la Biblia, y eso nos ha bastado. ¡Pobres de nosotros si nos quitan las cincuenta avemarías del rosario, las letanías lauretanas o la oración a San Antonio! Creemos que lo más socorrido para rezar solos o con otros es el rosario; lo mismo lo rezamos en la novena a san José, que en el triduo a san Pancracio o en el velatorio a un difunto.
Después del Concilio Vaticano II han proliferado las publicaciones de libros que invitan a la Lectura Orante de la Biblia, a rezar los salmos en familia o en comunidad, a cómo hacer oración con un pasaje de la Biblia… Estas formas, cultivadas desde antiguo en los monasterios, van entrando también en nuestras comunidades actuales y en grupos de oración.
En la Biblia Católica de la Familia encontramos muchos recuadros preciosos que sirven de ayuda para hacer oración con la lectura de un relato o de un milagro. Señalo el ejemplo que viene en el libro primero de los Reyes. Salomón, al suceder en el trono a su padre David, hace a Dios su oración personal (1Re 8). Los autores de esta Biblia nos ponen esa oración como ejemplo (pág. 368).

1Re 8,22-61
Salomón nos ofrece un ejemplo hermoso sobre cómo orar con la Palabra. Fíjate en su bendición y escribe tu propia oración. Al terminar, comparte esta oración con tus familiares.
(v. 56) Bendito seas, Señor, por todo lo que nos has concedido, incluyendo: [escribe una gracia que hayas recibido de Dios recientemente]
(v. 57) Yo sé, Señor, que nunca me abandonarás, especialmente cuando más te necesito: [escribe una necesidad en tu vida o tu familia]
(v. 58) Ayúdame a acercarme a ti, Señor, y a hacer tu voluntad, especialmente: [escribe algo que debas mejorar en tu relación con Dios]
(v. 59) Escucha mi oración, Señor, y dame tu fortaleza, especialmente: [escribe un área en que necesites la ayuda de Dios]
(v. 60) Para que todo el mundo conozca que tú eres el Dios único y verdadero, especialmente: [escribe el nombre de una persona o grupo que quisieras que se acercara más a Dios]
Bendito seas, Señor nuestro. Amén

En el Nuevo Testamento abundan los testimonios de oración. San Pablo es maestro escribiendo oraciones en sus cartas. Aquí va otro ejemplo que insertan nuestros autores en la brevísima carta que le escribe san Pablo a Filemón (pág 1516).

 

Filemón 3-7
Muchas de las cartas de san Pablo a las primeras comunidades de la Iglesia comienzan con un saludo, seguido por una oración de gratitud por esa comunidad particular. Siguiendo el ejemplo de san Pablo, nosotros estamos llamados a hacer una oración de acción de gracias por las personas con las cuales compartimos nuestra vida. La próxima vez que escribas una nota (o escribas un mensaje de texto o correo electrónico) a un amigo o familiar, incluye una pequeña oración, como la siguiente.
Apreciado o apreciada (nombre de la persona), ¡tú eres una bendición para mí! Doy infinitas gracias a Dios porque tú formas parte de mi vida. Tu amistad me ayuda a ser una mejor persona. Oro para que continuemos siendo buenos amigos y que tú tengas siempre muchas personas a tu alrededor a quienes puedas llamar “amigas”.

Eugenio

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