No es cuestión de escandalizarnos sino de “cargar la cruz” al estilo de Jesús, sabiendo que la pasión es camino de vida y resurrección.

Para esta reflexión invito a dejarnos guiar por el capítulo 7 del libro “Con Jesús de Nazaret, ser otros Cristos” de Antonio Kuri Breña, y editado recientemente por Verbo Divino.  Y es que estamos viviendo un momento social convulso y de dolor para muchos conciudadanos por tanto como la vida aprieta y por cuanto tiene de cruz. Estos días en los que Jesús va a ser más recordado, se nos presenta como modelo para los que quieran contribuir a ese soplo de esperanza. Su compromiso valiente del anuncio del reino es lo que le llevó a la muerte en la cruz. Su vida fue una constante entrega por la humanidad y fue víctima porque al mismo tiempo fue victimado. Hoy también hay muchos sumidos en “muertes horrendas”: desolados, llenos de sentimientos de impotencia, doloridos,  culpabilizados, desmoralizados, desahuciados… ¿Cómo superar este golpe?¿Cómo superar este fracaso?.

Dice Kuri Breña: “Jesús vino a cuestionarlo todo de raíz, lucho a favor de la vida y por ello le mataron”

Sus continuas controversias con los escribas  y fariseos y el acoso continuo de los que tenían el poder fueron causa de su muerte. Jesús se mostró como persona en conflicto, su comportamiento rompía con lo establecido: era amigo de los excluidos y los pobres, denunciaba las injusticias, fue perseguido por sus ideas contrarias al orden establecido; lo tenían por sospechoso de posesión diabólica, actuaba contra las instituciones esenciales del pueblo, contra el sometimiento de la ley.

 Parece que todo ello resuena en nuestro interior y como si fuera un modelo necesario de comportamiento social aplicable a nuestra realidad de hoy. ¿Necesitaríamos hoy un profeta de ese estilo?

Luchó a favor de la vida y por ello le mataron. Los fariseos y escribas, junto con los saduceos habían corrompido la religión. De la Ley había hecho algo oprimente: el templo era un mercado, habían deformado la imagen de Dios. Fariseos, letrados, herodianos sometieron a Jesús a un amañado juicio religioso y político que lo declaró “reo de muerte”. Jesús resultó más peligro para el sistema que Barrabás.

Y sin embargo, supo interpretar la situación  no como cualquiera hubiera esperado: Transformó la violencia que se desató contra él en un acto de amor, de entrega por los suyos, para la salvación de la humanidad. Prefirió sufrir la violencia antes que devolverla a quien la ejercitaba contra él. Jesús hizo de su muerte una semilla de vida para el mundo; carga sobre sí el mal del mundo, rompe la espiral de la violencia; es camino de resurrección y liberación de todo lo que esclaviza.

En estas páginas Kuri Breña,  al igual que en el resto de libro presenta la visión de los padres de la Iglesia (Orígenes, y San Ireneo de Lyon) quienes se apoyan en el crucificado como el más preciado timbre de gloria. Así, la cruz de Jesús es la clave de comprensión de todas las escrituras. El “madero que ha vuelto el pan más dulce” (en paralelismo con cruz y enseñanza). Invito a recorrer esas páginas que explican como a partir de la cruz muchos textos del A.T. cobran sentido más hondo y pleno.

Jesús supo vivir a tope y morir con sentido, acogiendo amorosamente lo que la vida le presentaba. Kuri Breña, como maestro espiritual,  nos ayuda a entender y hace reflexionar sobre nuestra condición de seres agrietados y limitados. ¿Qué pasa cuando la cruz, la enfermedad o el dolor nos visitan? La vida se vuelve un interrogante y la respuesta escapa a nuestro control; y es entonces cuando nos preguntamos por el sentido de la vida.

Y como creyentes vemos que la participación personal en el misterio de la cruz nos estimula a bajar de la cruz a los crucificados de hoy. ¿Somos capaces de reconocer a Cristo en el hermano? Esto es reconocer esas cruces  de la pobreza, de la vida agónica, de la represión del sistema económico, la guerra; la muerte que priva de la cultura… Como creyentes en Jesús estamos invitados a la solidaridad compasiva con los crucificados del mundo, que nos hará capaces de mirar con ojos nuevos la realidad, y a encontrar el sentido de muchas otras cosas.

En definitiva, en palabras de Kuri Breña: No es cuestión de escandalizarnos sino de “cargar la cruz” al estilo de Jesús, sabiendo que la pasión es camino de vida y resurrección.

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